En abril 2016, la PNC encontró un campamento de pandillas en Rosario de Mora. /DEM


La facción revolucionaria de la Pandilla 18, contrató a exmilitares y exgerrilleros para que los adiestraran en seis centros de entrenamiento instalados en los departamentos de San Salvador, Chalatenango, La Paz, La Libertad y Sonsonate, según testigos criteriados.

A los instructores les pagaban $200 a la semana y enseñaban cómo utilizar los fusiles que obtenían de donaciones de pandilleros de Honduras y que compraban a un militar salvadoreño (ver nota aparte).

Testigos criteriados del proceso penal contra los atacantes de la delegación de la Policía Nacional Civil de Quezaltepeque, dicen que estos entrenamientos se impartieron en los campamentos de la pandilla, en marzo del año 2014; siete meses después de culminada la tregua entre pandillas, la cual estuvo vigente entre marzo de 2012 y agosto de 2013.

Uno de los campos de entrenamiento estaba ubicado en el Cerro El Sartén, cercano a la colonia San Andrés de Apopa, donde recibían preparación una o dos veces a la semana y la prioridad era mejorar la puntería, por lo que era adiestramiento de tiro con fusiles M-16, AK-47 y Galil.

El Sartén es un cerro que las pandillas han ocupado para montar sus campamentos y tener un control sobre ese territorio, incluso, ya se han registrado enfrentamientos entre policías e integrantes de esos grupos; uno de los últimos ocurrió el pasado 1 de abril cuando dos pandilleros murieron.

Los criteriados también han revelado que un segundo campamento funcionaba en el cerro El Tacuazín, ubicado en el municipio de Zacatecoluca, La Paz, específicamente en la carretera que lleva a Tecoluca, San Vicente.

armasMientras que en el cerro de Guazapa, al norte de San Salvador, la pandilla 18, habilitó un tercer centro de entrenamiento, desde donde se podía acceder al Lago Suchi-tlán. Este campamento estaba bajo la responsabilidad del palabrero José Milton López Saavedra, alias, “Masacre de Aguilares”, actualmente enjuiciado en el Juzgado Especializado de Sentencia “C” de San Salvador por los delitos de actos de terrorismo, homicidio tentado y agrupaciones ilícitas; delitos que se desprenden del ataque que perpetró el 5 de abril de 2014, a la delegación de la Policía de Quezaltepeque.

Lo secundaba en la supervisión del referido centro de entrenamiento el también palabrero Héctor Hernández Rivera, alias “Ligosa”, quien es otro de los procesados por atentado a la delegación policial de Quezaltepeque.

Los informantes de la Fiscalía han dicho que estos dos palabreros les pagaban $200 a los exmilitares y que debían enviarles fotografías de los entrenamientos que daban a los pandilleros.

Entrenamiento en penal

El penal de Izalco, Sonsonate, también se convirtió en el cuarto centro de adiestramiento y el instructor era un pandillero que los criteriados conocen con el alias de “el Oso de la Ivu”; la estrategia era que los pandilleros recluidos ganaran resistencia para salir e incorporarse a la estructura delictiva en la calle.

Recibieron tres tipos de adiestramiento físico, consistente en: ejercicios de todo tipo, defensa personal y “kick boxing” (boxeo y patada), esos entrenamientos estaban bajo la dirección de Mardoqueo Adalberto Hernández, alias “Tony Califa” o “Boxeador”, quien fue asesinado en una purga interna el 28 de marzo de 2014.

Como el instructor había muerto, el adiestramiento fue retomado por Marcelino Guillén, alias” Cawina”.

A los pandilleros recluidos en Izalco también les impartieron teoría sobre acciones delictivas.

Los testigos refieren que en Lourdes, jurisdicción de Colón, La Libertad, y en el cerro El Nilo, de Zacatecoluca, estaban instalados otros dos centros de entrenamiento de la pandilla 18.

El criteriado asegura que un día fue llevado, junto a otros cuatro pandilleros, al Nilo para participar en un entrenamiento impartido por exguerrilleros; quien los transportó hasta ese campamento fue un palabrero alias “El Nalo de Las Palmas”. Cuando llegaron al lugar, ya habían más integrante de la 18, quienes procedían de otras tribus (clicas) ya que, cada tribu habían enviado a cinco miembros a entrenarse.

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ENTRENAMIENTO MILITAR
Según el testigo criteriado, los pandilleros cancelaban $200 semanales a exmilitares por “adiestramiento”.

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ARMAS DE GUERRA
El mismo enlace habría vendido armas a los pandilleros, obtenidas, supuestamente, de sus jefes del partido.

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ARMAS

Un supuesto motorista del FMLN sería el enlace entre el coronel de la FAES, que vendía las armas y los pandilleros.